Aunque el hotel Santo Mauro esté enclavado en la calle Zurbano, muy cerca de Almagro, y rodeado por calles con tráfico persistente, te atrapa al instante el silencio que inunda cada recoveco del maravilloso jardín del conjunto palaciego que, a finales del siglo XIX, fue la residencia habitual del duque de Santo Mauro y su familia.
Violetas, magnolios, helechos y cycas del jurásico, rododendros, azaleas, olivos y laureles mediterráneos, árboles de Júpiter, bambúes sagrados y orientales, castaños de Indias, limoneros, boj, rosales trepadores ingleses y jazmines intercalados a través de elementos de la jardinería clásica como tapices verdes, arriates, plantaciones alineadas, celosías, setos, pabellones, pantallas vegetales, pavimentos con tratamientos y materiales tradicionales, suelos enarenados… “a fin de devolver a Madrid un espacio común que trasmita algo de aquello que escribió Pedro Soto de Rojas: Paraíso cerrado para muchos, jardín abierto para pocos”, subraya el paisajista Fernando Valero, máximo artífice de este vergel.
Todo un lujo más propio de otros tiempos que ahora, tras un profunda remodelación que ha supuesto una inversión de siete millones de euros, convierte al Santo Mauro en el primer hotel Luxury Collection de Marriots en Madrid. Integramente decorado por el genial interiorista Lorenzo Castillo, quien ha querido hacer realidad su sueño de “recuperar el esplendor de lo que habrían sido sus interiores, adaptados a la vida y usos de un hotel de lujo del siglo XXI”. Cada una de sus 49 habitaciones es completamente diferente. “Las nuevas suites reflejan la mezcla de influencias tan características del siglo XIX, época de viajes, descubrimientos y alardes, tanto estéticos como técnicos. Así, a cada una quise darle una marcada personalidad, que es única y no se repite en ninguna más del palacio”.
En ese continuo afán de distinción y exclusividad, la biblioteca original del duque, realizada en roble francés, de estilo Luis XV, acoge la oferta gastronómica del cocinero Rafa Peña, propietario del afamado restaurante Gresca en Barcelona. Pura sofisticación en la que la cubertería de plata combina perfectamente con el famoso bikini Gresca y los manteles de hilo maridan con la nueva bodega que Peña y su equipo han incorporado al Santo Mauro, con una muy singular selección de vinos naturales y orgánicos. “Queremos que la gente de Madrid no tenga miedo de entrar al Santo Mauro. Nuestro reto es jugar con un ambiente formal y que nuestra cocina, más desenfadada, se adapte al estilo Santo Mauro”.
La apuesta más clásica con grandes hits como liebre a la royal, suquet de pescado o lubina en salsa verde de almejas se vierte en La Biblioteca Gresca; mientras que el denominado Gresca Wine Bar sorprende por la oferta más cañera de Rafa como su sándwich de trompetas de la muerte con yema de huevo o su famoso bikini elaborado con pan de miga de masa madre, cortado muy fino, panceta curada, queso comté y finas lonchas de lomo.