Reúne lo mejor de cada generación familiar y quiere mantener la esencia de lo “bueno de antes”, desde un desayuno con torrija hasta tataki de solomillo a la brasa para cenar. Está claro que de casta le viene al galgo. “Eso sí, cada uno buscando lo suyo, como siempre decía mi abuelo Ricardo”, subraya con ahínco Leticia Gil, propietaria junto a su marido de Gran Café Origen 1952, cuarta generación de una familia maña en la que la hostelería siempre ha corrido por sus venas. De hecho, su padre, Ricardo Gil, es un magnífico referente en el tratamiento de las verduras y alma mater de establecimientos tan emblemáticos como La Huerta de Tudela (en Madrid), Treintaitrés (Tudela) y Casa Lac (Zaragoza) para muchas voces expertas el más antiguo de España.
Bagaje culinario que comenzó a tomar cuerpo en Zaragoza hace cuatro años abriendo su primer restaurante, Orïgen 1952, con una cocina profundamente arraigada en la tradición y en su visión de la cocina navarra auténtica, y ahora da el salto a Madrid con esta propuesta que recupera el espíritu de los grandes cafés de antaño, “espacios donde se desayunaba, comía, cenaba y se compartía tiempo”. Curiosamente esa simbiosis entre lo anterior y lo actual queda manifiesta en “la diéresis sobre la letra ‘i’ del nombre y en el juego tipográfico, contemporáneo para el nombre de Origen y convencional para la fecha, 1952, año de inicio del grupo empresarial familiar”, manifiesta con cierto orgullo Leticia, quien no en vano suma en su trayectoria profesional la formación en Marketing y Desarrollo de Negocios.
La brasa, el wok y los cortes tipos tataki conviven con recetas familiares en las que, en buena lógica, las verduras acaparan un protagonismo estelar. Desde la riquísima ensalada templada de pimiento asado, cebolla asada y migas de bonito con emulsión de pimiento rojo y aceituna de oliva negra y anchoa o su deliciosa penca de acelga rellena de jamón ibérico, velouté de hongos y salsa holandesa gratinada, “que lleva 35 años con nosotros”, hasta sus pimientos de cristal asados a la leña con huevo frito o las alcachofas fritas con foie. Tampoco te puedes perder su glorioso canelón de pasta fresca relleno de longaniza de Graus con salsa de foie y tartufata, los lomitos de bacalao rebozados sobre cama de pisto, las albóndigas de toro con parmentier y salsa de vino tinto o su magnífico tataki de solomillo de bellota 100% macerado con boniato a la brasa.
De postre, resulta imprescindible la torrija ‘de siempre’ con helado de vainilla, receta de Pilar, madre de Leticia. Todas estas propuestas y muchas más las puedes degustar a la carta o en tres menús (de 16,95€, 29€ y 35€), en horario de 12 a 22h, con pan, copa de vino Orïgen o cerveza de barril incluidos.
También dispone de una gama de productos propios como el AOVE Origen 1952 elaborado con la variedad koroneiki, procedente del valle del Ebro, dos vinos (blanco albariño y un tinto garnacha de Cariñena) y licorcitos muy aparentes como el Tostado que entusiasma preferentemente a los paladares femeninos.



