Hacía tiempo que no nos encontrábamos con tantas tabernas y cartas de vinos tan completas y por eso la ciudad de Valencia se merece una parada especial. Hemos recorrido esas direcciones de amigos y aficionados al vino que a veces ni salen en las guías gourmet o que sólo se oyen de casualidad. En muchos de ellos, los vinos bien servidos a precios estupendos y a su temperatura conviven con tapas que nos recuerdan que aquí hay un lazo especial con los vecinos del Mediterráneo como en Italia. O que en Valencia también se respeta la charcutería de tradición y el regusto a ultramarinos. En definitiva, que en Valencia no sólo hay paella sino un cosmos muy amplio de sabores. Nos damos un garbeo por los locales con más polifenoles, sabor y mucho activismo vinícola.
ENVINARTE. (Serranos, 6)
Una visita a esta tienda y es toparte con novedades y más novedades en vinos, top sellers entre los vinos más clásicos y ginebras premium. No hay etiqueta que se le escape a la sumiller y emprendedora Teresa Almeida que cuenta con clientes incondicionales de su tienda de vinos , con dimensiones boutique, decoración moderna a rabiar y sorpresas en cervezas y destilados que merecen la visita.

En la tienda adjunta como en la principal de vinos, vende también ropa de hombre y mujer, complementos, niños, delicatessen o regalos a tutti traidos de algunos viajes. Un concepto fusión que desentroniza al rey del vino por un momento para democratizarlo.
LA MALQUERIDA. (Polo y Peyrolón, 53)
Trasmitir el copeo del vino sin que uno se desgaste el bolsillo es el fín de esta taberna decorada con azulejos de origen valenciano con motivos folclóricos, que figura entre las 10 mejores cartas de vinos de Valencia. En su larga lista podemos elegir entre 200 vinos que no sobrepasan los 20€.

Esta taberna es de las comilonas con una buena carta de raciones clásicas como la ensaladilla o las croquetas pero con ingredientes de los buenos, junto a algún guiño internacional como el maki-sushi de tortilla de patatas o el ceviche de pez mantequilla. Todo un menú sugerente que se entremezclan con vinos por copas en menús de precios estupendos y concursos para aprender a beber y comer a la vez, dos en uno.
EL RODAMON DE RUSSAFA. (Sueca, 47)
La apertura culinaria de Valencia y el barrio de Russafa queda patente en este local atractivo por la parte de los vinos y la gastronomía. Las tapas de todo el mundo de lo más exóticas se combinan con botellas que no cuestan más de 15€ y copas de vino que no sobrepasan los 2,50. De aquí siempre para abajo. Su lista de vinos es de llamativa actualidad, con rarezas y lindezas como los blancos Crego e Monaguillo (Monterrei) o el vino con uva gewürztraminer de la marca Luna Beberide, o en tintos la marca Volandera (La Calandria, Navarra) de unos innovadores enólogos, o el ribera más de moda Tomás Postigo.

MARIDAJE ( Sevilla, 27)
Venir a elegir vinos aquí es una duda constante. Se encuentran todos los vinos de Valencia habidos y por haber, hasta los más minoritarios de Castellón con su propia denominación como Vinos de la Tierra. Una de las pocas cartas de vinos que también cuidan los vinos del entorno geográfico (160). Están todas las denominaciones levantinas, las mallorquinas y las catalanas.

También es el paraíso de los amantes de lo dulce con todo una cartera de vinos de hielo, jereces o mistelas. Esta neo-taberna de blanco impoluto funciona como un club de actividades también, donde tan pronto uno puede disfrutar de una cena guiada con quesos y vinos, una cata premium por un bodeguero-arquitecto o hasta apuntarse a los viajes por la comarca de L’ Alfori-Les Alcusses, donde cada día se puede visitar una bodega del entorno y algún productor local de quesos y otras delicias.
Para comer, desde menú del día con precio de mercado, embutidos típicos, platos de la cocina valenciana, o dieta mediterránea creativa. Lo más práctico de este espacio es poder comprar los vinos en su tienda al mismo precio que en la bodega, con horario non stop.
BODEGAS BAVIERA (Corretgeria, 40)
Una visita sorpresa a esta alhacena y bodega del pasado es imprescindible porque es sumergirse en los años 60 donde las garrafas de vinos a granel convivían con las gaseosas, “aceites puros de oliva” y con carteles publicitarios de época anunciando los “vinos finos de mesa, vinos y coñacs jerezanos y málagas para enfermos”.

Una preciosidad vintage llena de encanto, donde su dueño guarda y rebusca como un tesoro vinos de buen precio muy actuales, rarezas de montaña de amigos de la zona como Mas de Sella y multitud de vinos cargados de una historia de viñedo.
LA PURETA (Gravador Esteve, 34)
Una de esas vinotecas modernas readaptadas a bar de copas con nariz de sumiller, o como bar de tapeo con charcutería fina. Aquí las botellas se tratan como joyas encerradas en un armario que anuncian el cariño que hay por el vino, tanto que hasta existe un club propio.

TINTOFINO ULTRAMARINO (Corregeria, 38)
Puro casco antiguo a 70 metros de la Plaza de la Reina, es vecino de Bodegas Baviera. El ambiente no puede ser más bohemio y sesentero, todo un ultramarinos del siglo XXI donde se pueden beber botellas de Francia, Italia o tapear con ingredientes con orígen: quesos, jamón, embutidos, lasañas rellenas, o ensaladas creativas. Existe como buen ultramarinos una vitrina con take away fresco para llevarse los platos de la cocina a casa. Todo un concepto de tienda, vinoteca y bar de tapas que triunfa entre las celebraciones.
