¿A qué sabe Barcelona?
Sabe a erizo de mar. Un crisol de sabores.
Se te hace la boca agua pensando en…
Aquí y ahora: deleitarme con un plato de sushi y de sashimi variado donde inexcusablemente deben estar presentes calamar, toro (ventresca de atún) con su punto de grasa, nigiris de ikura, de erizo de mar…acompañados de sake para beber.
¿El mejor desayuno?
El que disfrutamos mi esposa y yo los fines de semana en la cocina de nuestra casa. 9 de la mañana, calles tranquilas, la ciudad descansa. Compro pan recién horneado, revistas, diarios. Disfruto de la liturgia de preparar el desayuno: Té verde japonés, té ahumado Darjeeling, piña, melón, plátano, zumo de granada, pan tostado untado con tomate, aceite, sal, tabla de quesos cremosos y fuertes, jamón de bellota, mortadela italiana. Y de vez en cuando pecar con un fino croissant con mantequilla y mermelada de naranja. Extraordinario momento mágico.
Tu mayor pasión para el picoteo
No soy de monoopciones. Soy diverso y posibilista. Siempre con calidad por bandera y dependiendo del momento. Hora aperitivo: Negroni o Americano, acompañado de anchoas, aceitunas rellenas, patatas fritas de churrería, bravas (que no sean minimalistas, ni en forma, ni en cantidad), ortiguillas, tortillitas de camarones. Almejas gallegas de lata (siempre comiéndolas con cuchara, no pinchándolas y destrozándolas con tenedor) acompañadas por un Dry Martini con aceituna verde y sin twist de piel de limón. Y siempre en el lugar deseado, tasca, bodega, terraza. Mañana de invierno, frío, sol y disfrutando del momento aperitivo.
El último sabor que has descubierto
Shiokara de calamar y un curry de Madrás ahumado muy especial.
Un maridaje insuperable
El que creamos hace ya un tiempo: Wasabi Dry Martini Frappé con maki de atún, enrollado en alga nori, en tempura, salsa teriyaki y acompañado de mayonesa de wasabi.
Tres ingredientes fetiche en tu cocina
Huevos y patatas fritas, en sartén con ajos y romero. Sal, aceite y pan los acompañan.
Un vino para seducir
Erre Punto, el tinto de maceración carbónica de Fernando Remírez de Ganuza y, porque no más: un Mumm Cuvée R. Lalou, un buen Châteauneuf- du-Pape, un mágnum de Vega Sicilia Único…
Tu mayor extravagancia gastronómica
Cada año mientras mi mujer prepara el almuerzo de navidad y le ayudo, oficio unos martinis muy secos, donde sustituyo la aceituna por una ostra y su jugo.
La tentación más sibarita
Esos mismos huevos y patatas fritas. Aquel caviar iraní beluga triple 000, a cucharaditas (siempre de nácar) acompañado de vodka que tuve la oportunidad de deleitarme con él hace ya bastantes años y que hoy es imposible de encontrar. Unos spaghetti al dente, una caricia de aceite de oliva y bendecidos con buenas y generosas ralladuras de tartufo bianco d’Alba (sin aceite de tartufo por favor, habitualmente siempre el que se sirve es sintético y de lo más nocivo).
Un postre por el que puedes perder el sentido
Una Omelette surprise. Me traslada a mi infancia. Me chifla.
Cena para dos en …
En el restaurante Il Gatto Nero en una mesa junto a una de las ventanas que miran al Lago Di Como. Teniendo muy claro que no hay mejor cena que la de dos personas que se quieren y desean y que llevan años compartiendo ilusiones y lucha. El lugar debe ser un elemento que nos envuelva.
Menú: inicio con un Spritz y platillo de alcachofas. Seguimos con burrata con tomate entero bendecidos con aceite de oliva y sal, unos gnocchi a la amatriciana, una escalopa milanesa con toque de zumo de limón y rematamos con un fino milhojas con nata. Para beber un buen reserva de chianti.