Fiel expresión del territorio del que proceden. Magnífica selección de añadas antiguas de sus vinos más emblemáticos, con un mínimo de 10 años de envejecimiento, abriendo una panoplia de aromas y sabores que solo manifiestan los vinos de larga crianza.
Mireia Torres, directora de Innovación y Conocimiento de la bodega y miembro de la quinta generación del clan Torres, junto con el sumiller Sergi Castro han puesto en valor en Madrid la excepcionalidad de la segunda edición de Familia Torres Colección Privada.
Vinos complejos, excelentes, que han marcado tanto la historia de la bodega como la historia vinícola en nuestro país, seleccionados meticulosamente para mostrar la complejidad que únicamente los años de evolución en botella son capaces de imbuir en los vinos. Como Milmanda 2015 (D.O. Conca de Barberà), procedente de un viñedo (15 hectáreas) propiedad de Miguel A. Torres, actual presidente de la bodega y miembro de la cuarta generación. Con una crianza de 12 meses en contacto con sus lías en barricas (60%) de roble nuevo francés, presenta maneras “para competir con los grandes chardonnays del mundo”, en palabras de Sergi Castro, y en su enorme potencial de envejecimiento.
El más antiguo de la colección es Mas La Plana 1995 (D.O. Penedès) 100% cabernet sauvignon, una variedad que adquiere excelente complejidad en botella. Con un envejecimiento a lo largo de 18 meses en barricas de roble francés es “un vino atemporal”, en palabras de Mireia Torres. Sin perder de vista Mas La Plana 2015, procedente de las parcelas de Teula, La Plana, Torreta y Mina de la finca Mas la Plana. “El vino de la rebeldía, elaborado para demostrar que se puede hacer un gran tinto con la cabernet sauvignon”; y Mas La Plana 2005, vino con excelente evolución. “Nos ha sorprendido mucho lo vivo que está”, subraya Castro.
Y llegamos al Grans Muralles (D.O. Conca de Barberà), cuyo nombre hace referencia a las murallas que protegían el monasterio de Poblet de las guerras y los mercenarios y primer exponente del proyecto de recuperación de variedades ancestrales catalanas iniciado en la década de los 80 por Miguel A. Torres. Su identidad parte de los pedregosos suelos pizarrosos y graníticos del viñedo y de su amplio abanico de variedades (garnacha tinta, cariñena, monastrell y dos variedades autóctonas recuperadas como garró y samsó, que fue sustituida a partir de 2009 por la querol). Con una crianza de 18 meses en barricas de roble nuevo francés, el Mediterráneo entraña el carácter del Grans Muralles 2015, un tinto inconfundible, espléndido ejemplo del proyecto de recuperación de variedades antiguas emprendido por la familia Torres; y el Grans Muralles 2005, “un vino sin aristas, pulido”, en opinión de Sergi.
Siguiendo su criterio, un evidente ejemplo de los vinos que evolucionan mucho mejor en botella es el Reserva Real 2010 (D.O. Penedès), uno de los tintos más exclusivos y de producción limitada en nuestro país, elaborado a partir de las mejores uvas de cabernet sauvignon (mayoritaria), cabernet franc y merlot procedentes de un pequeño viñedo ubicado en la finca familiar Les Arnes en Santa Margarida d’Agulladolç, a 400 metros de altitud, con suelos pizarrosos muy poco común en el Penedès. Auténtica “sorpresa en boca”, envejecida a lo largo de 18 meses en barricas nuevas de roble francés, con una producción de tan solo 2.277 botellas. Es una joya.
Para Mireia Torres, “estos vinos son testimonio vivo de nuestra búsqueda constante de la excelencia. Trabajamos con pasión y humildad, pero desde el inconformismo, intentando cada año mejorar todo lo que hacemos. Es parte de nuestra filosofía como empresa familiar y nos reafirman en nuestro compromiso”.