Arlanza, nuevos bríos

Aunque resulte poco conocida en nuestro suelo patrio, la tradición vitícola de la Ribera del Arlanza no es una novedad. El cultivo de la vid en esta comarca comenzó a tener protagonismo a partir del siglo XII, cuando el Monasterio de Santa María de Bujedo de Juarros adquirió viñedos en la Ribera del Arlanza y del Duero para su abastecimiento completándolos con viñedos en Quintanilla del Agua. Según el cronista burgalés Fray Valentín, “todas las poblaciones comprendidas entre el Arlanzón y el Arlanza destinaron alguno de sus pagos a viñas… La familia condal gozaba de viñas y los monjes de Arlanza las mimaban en la zona de Lerma”.

Tras la plaga de la filoxera – que destruyó todo el viñedo europeo a finales del siglo XIX– el cultivo de la vid entró en declive, hasta que finalmente en abril de 2007 su actividad vinícola empieza a cobrar mayor presencia con la constitución de la Denominación de Origen Arlanza para los vinos producidos en el valle medio y bajo del río Arlanza (en las provincias de Burgos y Palencia).

BODEGAS BUEZO

Al hablar de protagonismo, Buezo acapara buena parte de él. De primeras por su diseño arquitectónico sobrio y minimalista a modo de una Z que vertebra la zona de elaboración y la de crianza. Proyecto auspiciado en el año 2000 por un apasionado del vino como Abel Buezo, y sustentado en tres pilares, según Fernando López, enólogo de la bodega: “viñedo propio, todo en espaldera; vendimia manual y utilización de un puente grúa para salvar la altura y permitir los trasiegos por gravedad”.

Tanto los viñedos como la bodega se encuentran integrados en 61 hectáreas del Paraje de Valdeazadón, municipio de Mahamud (Burgos), de las que 57 están dedicadas a la plantación esencialmente de tempranillo, la gran estrella de esta comarca, seguida de petit verdot, merlot y cabernet sauvignon. Estamos en una zona atlántica con fuerte influencia continental por las temperaturas extremas y muy ligado a la altitud (870 metros sobre el nivel del mar), lo que les obliga a vendimiar lo más tarde posible, normalmente a mediados de octubre.

Buezo sólo elabora reservas. Para ello disponen de unos depósitos de acero y tinas de roble francés con capacidades de 10.000 y 20.000 litros y de un parque de 700 barricas de roble francés (70%) y el resto americano y centroeuropeo, lo que “nos permite envejecer nuestros vinos por largo tiempo, con una media de 14-16 meses de permanencia en barricas”. Todos sus tintos llevan como mínimo un 50% de tempranillo, como su Buezo Varietales 2005, ensamblado con cabernet sauvignon (25%) y merlot (25%), limpio, complejo y de una estupenda intensidad aromática, en el que se aprecian las notas dulzonas de la merlot. Un tinto potente, goloso, muy equilibrado. O su espectacular Tempranillo 2005 (100% tempranillo), embotellado en 2007 con 14 meses en barrica. Un reserva fresco, muy gastronómico, que curiosamente no parece la edad que tiene. Con una producción en torno a las 10.000 botellas, tampoco se puede pasar por alto Buezo Nattan 2005, procedente de las mejores parcelas de tempranillo y un pequeño porcentaje de la uva tannat, originaria del suroeste de Francia. Un tinto potente, con mucho carácter.

Para terminar de rizar el rizo bodeguero y siempre te vayas con el mejor sabor de boca posible Buezo mantiene un sensacional restaurante, inundado de luz natural gracias a un maravilloso ventanal con espectaculares vistas al viñedo y a varios patios interiores acristalados. En sus fogones el chef avulense Javier Corral, fiel valedor de una cocina tradicional con ciertos toques de originalidad y una bonita puesta en escena a través de diferentes menús degustación que son una auténtica pasarela de tentaciones para el paladar. En nuestro caso nos sorprendió como aperitivo la gelatina de vermut con aceituna y las delicadas croquetas caseras de pimiento y bacalao. En una tierra como ésta tampoco podía faltar unos deliciosos saquitos crujientes de morcilla y confitura casera de pimiento y ojo a la caldereta de lechazo IGP Castilla y León. De postre, cremoso con coulis de frutos rojos.

BODEGAS MONTE AMÁN

En la pequeña localidad de Castrillo Solarana Monte Amán también se ha ganado a pulso ser un óptimo referente en el mapa vinícola de Arlanza. No en vano su fundador Adolfo Barbadillo fue uno de los pioneros en dar carta de identidad a la comarca vitivinícola de Ribera de Arlanza.

Hoy por hoy la familia gestiona 26,5 hectáreas de viñedo propio (100% tempranillo) plantado en 1985. Viñas situadas entre 800-900 metros de altura sobre el nivel del mar, a lo que hay que sumar una fuerte disparidad en climatología, puesto que por el día se puede alcanzar una temperatura media de 25 grados y por la noche descender hasta los cinco. “Dicho contraste favorece la maduración de los racimos, potencia su grado alcohólico, el color y los taninos y ayuda a mantener una acidez muy equilibrada”, subraya su hija Asunción. Entre su portfolio de propuestas resulta muy llamativo el Alto Carmona Especial 2015, un tinto donde la variedad tempranillo manda en exclusiva, sabroso, pleno, con buena acidez.

BODEGAS COVARRUBIAS

Y de una bodega familiar a otra más que sorprendente, Bodegas Covarrubias en el pueblo burgalés homónimo, en calado de tierra con dos siglos de historia y tradición, y también de las primeras en comercializar vinos de esta DO. Junto a su abanico de vinos tintos bajo el marchamo de Viña Valdable, destaca por su elegancia Abadía de Covarrubias Vino de Autor, un tinto en el que la tempranillo impone carácter, con una crianza de 24 meses en barrica de roble americano y otros 24 meses en botella. Una explosión de aromas a roble, ahumados, frutos rojos, regaliz. En boca se muestra muy expresivo, suave, goloso y con larga persistencia.

SECRETOS POR DESCUBRIR

En el periplo por estas tierras repletas de secretos, también hemos descubierto otros tintos como Siglos 8 de Palacio de Lerma, elaborado para conmemorar el octavo centenario de la maravillosa Catedral de Burgos. Un tinto joven de elaboración natural y edición limitada a tres etiquetas, equivalentes a cada una de las vidrieras de la catedral. Otra sorpresa intensa, voluminosa, sabrosa, con agradables notas de madera.

Y para terminar de cerrar el círculo, qué mejor que Colina Triste 2018 de Vinos Sinceros. Proyecto muy personal del enólogo Luis Martín, cuya etiqueta hace mención a las famosas películas del Oeste de los años 60. Curiosamente en esta zona de Arlanza se filmó El bueno, el feo y el malo del director italiano Sergio Leone y con motivo de su 50º aniversario se recuperó la zona y el ficticio cementerio circular de Sad Hill ubicado en Valle de Mirandilla dentro del término municipal de Santo Domingo de Silos, en el que se rodó la escena cumbre de este film.

Luis ha recuperado viñas muy viejas, algunas por encima de los 1.000 metros de altura, creando este singular tinto elaborado con tempranillo y otras variedades, con nervio, tensión, buena estructura y acidez. Un vino muy elegante y seductor.

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5. Monini Monocultivar Coratina Bio (95 puntos). Variedad: coratina. Perugia (Italia)

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7. Valdenvero Hojiblanco (94 puntos). Variedad: hojiblanca. Ciudad Real (España)

8. O.LIVE Ecologic (94 puntos). Variedad: picual. Jaén (España)

9. Monte Rosso Grand Selection (93 puntos). Variedades: leccino, bianchera istriana. Istria (Croacia)

10. Ma’sarah Lecciana (93 puntos). Variedad: lecciana. Alicante (España)

Mejores AOVEs del mundo, según la prestigiosa Guía Evooleum World’s TOP 100 Extra Virgin Olive Oils 2025, editada por el Grupo Editorial Mercacei.